Para quienes no estén al tanto: el pasado 4 de septiembre la dirección despide disciplinariamente y de forma fulminante a un compañero del departamento de Sistemas de Alten Madrid acusándolo de actuar "continuadamente de manera indisciplinada y desobediente" y de haber "faltado al respeto a sus compañeros", además de otra serie de imputaciones sin prueba alguna.
Pues bien, el pasado 9 de octubre la empresa admite en el acto de conciliación que el despido es improcedente y por tanto indemniza a nuestro compañero en la cuantía que indica la ley para este tipo de despidos. Este reconocimiento implica que las acusaciones vertidas sobre él eran totalmente falsas (cosa que por otro lado todos conocíamos en las oficinas de Madrid) y que su despido es, por tanto, injusto.
Se da la circunstancia de que este compañero es discapacitado. No es la primera vez que Alten despide a personas discapacitadas, cuya contratación está amparada por la Ley de Integración Social del Minusválido (LISMI). Ya ocurrió con dos trabajadoras de la recepción de Madrid que han sido sustituidas por una subcontrata. De nuevo vemos cómo la dirección de Alten se muestra completamente insensible hacia las personas en estas circunstancias; la colaboración de Alten con Adecco, que se preocupan de publicitar en cuanto hay ocasión, es simplemente una pantalla, una excusa (por desgracia, legal) para dar una imagen cumpliendo los mínimos que le exige la ley, pero sin ningún interés real en preocuparse por estas personas.
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